Bienvenido

Bienvenido amigo lector, o amiga lectora: te hallas ante una puerta mágica que comunica entre el mundo ordinario y el mundo extraordinario, que de alguna manera coexisten desde el principio hasta nuestros días, en la región de Acayucan, La Llave del Sureste, pueblo ubicado en el sur del estado de Veracruz, México.

Al trasponer esta puerta serás testigo de acontecimientos realmente prodigiosos que aquí son parte de la cotidianidad. Así te enterarás sobre la fe que profesan los acayuqueños en la existencia de un río subterráneo que atraviesa la ciudad; sobre el brujo nagual que, creyéndose todopoderoso, retó a pelear a un hombre desconocido, común y corriente, resultando un desenlace fenomenal; o te encontrarás inmiscuido en una extraña aventura donde participan esencialmente los grandes salvajes. Y con el transcurso del tiempo, poco a poco, conforme avances en la exploración de la vasta y maravillosa geografía de Acayucan, descubrirás, oirás, verás y vivirás mucho más de sus historias, cuentos, mitos, leyendas y otras anécdotas en verdad asombrosas.

Reginaldo Canseco Pérez

miércoles, 10 de septiembre de 2014

El saltimbanqui


Reginaldo Canseco Pérez


U

n extraño hombre, delgado, alto y ceniciento, se halla parado en la acera. De pronto empieza a brincar grotescamente de un lado a otro y a anunciar a gritos: “¡Yo soy Pablo Neruda! ¡Yo soy Pablo Neruda!” Los curiosos se acercan. Él sigue vociferando. Los espectadores se arremolinan a su alrededor. Él continúa exclamando: “¡Yo soy Pablo Neruda! ¡Yo soy Pablo Neruda!” El espectáculo crece y se desborda, invadiendo la calle. El tránsito se detiene. Los automovilistas protestan con el claxon, aquí y allá. En el escenario, el hombre se inclina hacia la muchacha sentada en la silla, que alguien le ha provisto, y le pregunta al oído: “¿Conoces a la mamá del murciélago que ladra como araña?” Hay sorpresa, desconcierto general. Ella, al oír aquello, empieza a retorcerse. Se queja. Hace muecas. Luego sonríe. Y el saltimbanqui, satisfecho y orgulloso, da por terminado el espectáculo. De inmediato, la cotidianidad regresa al mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario